Hace como dos años tomé un curso de creación literaria, en el cual nos pedían que hicieramos un cuento cada semana y el día de revisión era todos los viernes. entonces ese día llegabamos con nuestro cuento y nos aconsejaban cambios. Ahora comenzaré con lo mismo espero lograr hacerlo rutina. Mientras pongo un cuento que se llama mecapal.
En los cafetales se oía el sonido de las chicharras y podía verse como los cerros se hundían en la neblina. Mientras acomodaba los leños atados a su mecapal, echó un vistazo al paisaje, pensó que alguien cobijaría el horizonte mientras hacía el regreso a casa. Calculó que no tendría tiempo de volver antes de que cayera la noche y apresuró el paso. Desde que salió al camino estaba oscureciendo. -Acuérdate, no voltees aunque la voz te sea familiar e insistente. -decía en cada paso que daba y se alejaba rápidamente por las veredas. -Espera, me voy contigo- chilló una voz débil debajo de la sombra de un árbol. El mecapal resbalaba hacia la nariz frecuentemente. Los trocos se movían en cada acomodo. Sabía que no podía voltear, que no podía detenerse. Sintió el ruido de las pisadas atrás de él y de momento recordó que su abuelo siempre le había dicho que no mirara para atrás en la vereda, porque no sabía que podía aparecer entre la neblina y la oscuridad pero seguro se lo llevaría. -¡No, no gires! Que se llevan tus sentimientos- Trataba de sujetar el mecapal con las manos húmedas de sudor y de nervios cuando éste resbalaba por su frente. -Espera, me voy contigo- volvió a escuchar aquella voz chillona. La angustia, de pronto lo agarró desprevenido y comenzó a alterarse. Sintió cómo el mecate soltaba el amarre y los troncos caían, pero él no volteó, cerró los ojos y quiso agarrar el nudo del mecapal y el lazo. -No mires, no hagas caso ¡No quiero verte cabeza de muerto! ¡No te aparezcas! - Espera, me voy contigo - volvió a escuchar la voz chillona y se atrevió a responder con voz temblorosa y sin voltear -¡No!.. No puedes ir a mi casa porque vas a robarles la vida a mis hijos y a mi mujer. Nos vas a quitar los sentimientos y vamos a morir. Al instante recibió las palabras frías le contestaban -Es que tú no entiendes... Espérame para que te acompañe, para que caminemos juntos. No te das cuenta, ya no vas a regresar con tu familia. Tú y yo vamos a caminar así, juntos para siempre porque tu ya estás muerto - -No estoy muerto, dices una mentira para hacer que te mire de frente - -Tu ya estas muerto- volvió a responder la voz.
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