sábado, 21 de junio de 2008
Destello
Tse despertó sobre la rama de un árbol enorme. Su vista nublada clareaba mientra iba tomando conciencia de si mismo. No sabía que había pasado y ahora que lo penasaba bien, no se acordaba de nada, ni siquiera de quien era. Observó sus manos y notó que estaban bastante maltratadas, tenía rasguños en los dos brazos y vio que le faltaban un par de uñas. Apestaba a sudor y sentía un dolor de cabeza muy fuerte. Las piernas le temblaban y cuando intentó dar el primer paso algo se le enterró en el pie izquierdo. Se sentó sobre la rama del árbol y se quitó un pedazo de vidrio, observó a su alrededor y vio un que un poco más allá de donde él estaba sentado estaban sus gafas rotas, giró la vista y allá a lo lejos un sol incandescente murmuraba el anochecer y delimitaba una gran cordillera verde grisásea. Los sonidos deformes pronto fueron tomando sentido conforme el sordo silencio del aturdimiento iba desapareciendo. Sintió la brisa crepuscular de la selva y sonrió. Un destelló repentino iluminó la parte inferior izquierda del horizonte. La luz aumentó de volumen rápidamente y en muy poco tiempo Tse y su sonriza no fueron más que polvo.
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Muy chida la narración, me gusta la transformación del paisaje.
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