lunes, 23 de marzo de 2009

Días I

Despertaste en un cuarto opaco, poco iluminación de color cenizo como si las arañas se hubieran puesto a poner, con sus telarañas, un color así. En medio de un silencio diurno y espeso revisas el cuarto y te preguntas cuantas veces vas a despertar de esta manera, una casa que no conoces, una familia a la que sólo verás por ese día, quizá te inviten a desayunar. Eso sería bueno, pues la noche fue larga y sientes el estomago vacío. Te pones a pensar que en las últimas dos semanas has visto varios techos que te hacen pensar que tu vida está en una etapa así, de tránsito. Te gusta eso pero al mismo tiempo te da temor el descontrol involuntario del que puedes ser presa. Pensamientos pesados antes del desayuno. Te das vuelta, te acurrucas en el sleeping. Abres nuevamente los ojos y te das cuenta de que es un poco tarde para regresar e ir al trabajo. Te vistes, enrollas la bolsa de dormir, la acomodas en el pasillo, cruzas la habitación y sales de la casa.

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