Álamo sacó su cajetilla de Delicados y ofreció. Labarca y yo cogimos uno, pero el instpector los rechazó con un gesto y encendió un cigarrillo cubano, éstos son más fuertes, dijo con un cierto retintín que no nos pasó desapercibido. Fue como si dijera: los revolucionarios fumamos tabaco fuerte, los hombres de verdad fumamos tabaco de verdad, los que incidimos objetivamente en la realidad fumamos tabaco real. ¿Más fuertes que un Delicados?, dijo Labarca. Tabaco negro compañeros, tabaco auténtico. Álamo se rió por lo bajo y dijo: parece mentira que se nos haya perdido un poeta, pero en realidad dijo: qué sabes tú de tabaco pinche cabrón. Me lo paso por los huevos el tabaco cubano, dijo Labarca casi sin inmutarse. ¿Cómo dice, compañero?, dijo el inspector. Que me vale madres el tabaco cubano, donde arda un Delicados que se apaguen los demás... Si no sabe distinguir el olor de un Delicados de un vulgar manoje de hebras cubano, es que a usted le falta nariz, compañero...
"Los Detectives Salvajes, de Roberto Bolaño, compactos anagrama pág 339
Y cuando te doy tu boleto para Radiohead?
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