sábado, 4 de julio de 2009

Más palabras III

My legs told me don't go that way,
my ears told me don't heard the scream of the butterfly
The rabid kisses in my lips are now killing me
The nothing, is sucking my desires
what the hell...


Fue un encuentro nocturno a lo lejos reconocí su silueta. Iba bambolenado los pasos y blandiendo el cuchillo. Estaba justo enfrente de la comandancia, borracho y su mirada estaba más allá de la noche, mirando algún recuerdo de su inconciencia etílica. Los retaba, los maldecía, les mentaba la madre, los pendejeaba y lloraba. Yo no se porque le salían lágrimas de ira. Los odiaba allá a lo lejos, allá en el pasado, los policías amorfos le ensombrecían la vida. Los perros ladraban como si estuvieran muriendo. Su gorda esposa a lo lejos cubierta con un chal de harapos, le gritaba que dejara de hacerse el imbécil. Hacía un viento frío que calaba la piel pero él sólo llevaba una camisa rala. Hacía tiempo que le daba a la vida por culo y esperaba de alguna manera que la vida le pateara la suerte. Pero esa noche no iba a suceder. Me acerqué y le dije que se calmara, que dejara el cuchillo, que lo iban a llevar preso y que no tenía ningún sentido, además si pasaba algo más podía ser que ahora si se lo llevara la chingada. No me reconoció al momento y me vio, pero no me miraba a mi, miraba, nose qué. los ojos, tenían un brillo opaco y perdido, como los planetas en los agujeros negros. Mis manos se acercaron a sus muñecas. Su esposa, le gritaba que no hiciera una pendejada. Cálmate "chavo", mejor vámonos, le dije y me miró y su vista se transformó, sus ojos lograron salir del agujero negro. ¿Rojo? ¿Rojo, miras a esos idiotas? Quiero matar a todos los los hijos de su puta madre. Quiero matarlos dijo casi llorando...

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