martes, 2 de septiembre de 2014

La civilización Naxi

Yunnan es una provincia que está al suroeste de China. Es muy conocida porque se produce café, la gente tiene un ritmo de vida más relajado que el resto del país, por los espectaculares pueblos de arrozales, y últimamente, porque ha habido dos ataques con cuchillos a personas en la estación de tren de Kunming. Dentro de esta provincia hay varias ciudades y lugares muy famosos. Nosotros siempre habíamos tenido ganas de ir pero no teníamos el tiempo suficiente para hacerlo y el nivel de chino tampoco era suficiente. A principios del año nuevo chino es decir por principios de marzo, nuestra maestra de Chino nos mostró algunas fotos y nos comentó que era un lugar que valía la pena visitar, otros conocidos nos habían ya contado sobre el lugar pero lo habíamos olvidado por completo.

Estábamos planeando un viaje al oeste de China para finales de abril y principios mayo, nos interesaban estos lugares porque  son de los lugares más conflictivos, místicos y con una cultura completamente diferentes a la Han; además de que son las provincias más grandes, menos desarrolladas y con una enorme cantidad de recursos naturales, aún sin explotar, y que por consiguiente aún conservan estilos de vida y tradiciones antiguas.

En el Oeste de China y precisamente en Yunnan es donde hay una variedad importante de etnias. Nuestras opciones eran Qinghai, Tibet, Sichuan, Xinjiang y Yunnan. Debido a que no teníamos suficiente tiempo para tramitar ambos permisos permisos de entrada a Tibet y andar fuera de Lhasa, decidimos con mucho pesar saltarnos esa opción. Así que, quedaba Sichuan, Qinghai, Xinjiang y Yunnan. Es ahí donde los comentarios de los conocidos chinos hicieron su efecto en nosotros y decidimos que Yunnan, y en específico Lijiang fuera el lugar para visitar. Lijiang está muy cerca de la frontera con Tibet y comparten mucho de su cultura y su religión. Cerca de Lijiang está Zhongdian (Shangri-La) que es un pueblo Tibetano donde está un templo muy famoso, Songzanlin, el cual tiene alrededor de 300 años de antigüedad, y es el más importante templo budista en del lado sureste Chino, fuera de Tibet. Lijiang nos llamaba la atención por su cercanía con Tibet y con los Himalayas. Así que  fue nuestro centro de operaciones, de ahí conocimos varios lugares como el Lago Lugu, Zhongdian, y varios templos de diferentes religiones, que se encontraban alrededor y por supuesto las impresionantes montañas. 

Nosotros decidimos quedarnos en un pueblo llamado Baisha, o arena blanca, ubicado cerca de la ciudad, estuvimos cerca de 10 días incluyendo las visitas a los otros lugares. Como pasa con muchos lugares en China, se necesitan, seguramente, muchos años para poder conocer el lugar y dejarse llenar de esa atmósfera, de esa realidad que para los visitantes solo nos es efímera, y que vivimos pensando en ella por el resto de nuestra vida. 

En un principio el viaje me no me había emocionado mucho porque como en algunos lugares chinos todo se parece. Pero en Lijiang a cada lugar que íbamos, iba descubriendo que el mundo asiático es inmenso, complejo y que en mi corto entender, las formas de vivir de la humanidad son tan diversas y están tan relacionadas que me dejaba perplejo que nuestra cosmovisión hubiese perdido tanto en su modernidad. Descubrí a los Nakhis, a los Dongba y a su sincretismo con el Budismo y Shamanismo, también supe de sus ceremonias "paganas".

Imaginé a las personas que se aventuraban en esas rutas de comercio, como la ruta de los caballos, la ruta de seda, la ruta del té. Comerciar telas, especias, piedras, caballos; caminar por las heladas montañas en trayectos de años... hacía el norte con Tibet o al oeste con la India, al sur con Tailandia o Vietnam. Imagínate todas esas ramas comerciales donde se conectan e intercambia tanto, cuántas historias, cuántas tragedias, cuántos milagros, ¡cuántas cosas que desconocemos de esos lugares inhóspitos!

Por coincidencia al regresar a Hangzhou en una librería del aeropuerto, vi dos libros, Lost Horizon y Forgotten Kingdom. Después de leerlos y después de varios meses me emociona sentir que pude conocer Baisha y descubrir ese rincón del mundo escondido en Yunnan. 

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