A la mayoría de las personas les gusta dejar muy claro cuales son sus preferencias, gustos o prácticas de acuerdo al tipo de música, películas, libros, deportes, ocios, aficiones, ideología, religión. Eso les ayuda a acercarse incluso de manera inmediata a otras personas que tienen los mismos intereses y nos hace al mismo tiempo cerrarnos las posibilidades a otras formas de pensar y de ver las cosas.
Hay personas que tenemos una indecisión y desinterés crónicos. Tenemos intereses en común pero no somos tan clavados en nada, no nos gusta andar diciendo que gustos tenemos, o que practicamos tal o cual deporte, religión, o que asistimos a determinados eventos porque queremos cambiar el mundo o queremos ayudar a los necesitados. Con el paso del tiempo, especialmente cuando estás en el extranjero aprendes a dejar esos clusters y se te va haciendo poco relevante ya, congeniar porque te gusta la misma música, ves las mismas películas, lees a los mismos autores o haces yoga todos los días a las 7 de la mañana.
Me identifico más con la segunda forma de relacionarse, y me parece que ir descubriendo poco a poco, en el proceso de formar la relación, que se comparten ciertas cosas pero que eso no es lo más importante para basar una amistad o una relación amorosa, eso es energizante. Aunque muchas veces me pasa la primera forma. Me he dado cuenta que los amigos con los que tengo más resonancia son aquellos con los que no sé si tiene los mismos gustos, o las mismas ideologías que yo, pero hay ese entendimiento que nos liga.
Uno busca sentirse parte del clan aunque tenga que traicionar para eso. Son pocos los que aguantan la soledad del rechazo, y aguantan además, ver como se van segregando del clan. Es un reinicio constante, es indeterminado y es en ocasiones desgarrador.
Apuntes sobre los que les gusta pink floyd y creen que shakira es una mierda.
domingo, 21 de junio de 2015
El Borrego I
Etiquetas:
De los días cotidianos,
El borrego,
idas y venidas,
Los zapatos del perro,
teorías del ocio
Publicado por
Colakvio
viernes, 12 de junio de 2015
Fotografiar o no fotografiar, escribir o no escribir.
Escribir por mucho tiempo fue un medio que use para sacar muchos pensamientos, sentimientos y pesares que me acechaban en cualquier momento. Quizá lo hacía no por iniciativa propia sino por que lo vi en una película, o lo dijo alguien, o porque lo leí en alguna parte, o quizá simplemente porque pensaba que era una forma de atracción, de sonar interesante.
Ha pasado mucho tiempo, quizá desde que vine a China y me casé, que no me he molestado seriamente por seguir en la blogesfera, y, aunque han habido algunos intentos por regresar, siempre termino por dejarlo.
Llegó un momento en el que le agarré el gusto, pero la verdad es que nunca leí lo suficiente para realmente ser prospositivo, además mis ganas de tomar la cámara eran, y lo son ahora, más que tomar un lápiz o un teclado y ponerme a dibujar con letras, me gusta más, como dirían algunos poetas de la fotografía, dibujar con luz.
Viendo a lo largo del tiempo, hacía el pasado, recordando muchas veces mis momentos en el sofá de la azotea, no encontraba la pasión por las cosas. Pasión. A pesar de que está en todos lados, a pesar de que somos tan apasionados los humanos, esa falta de pasión, quizá generacional, o seguramente miopía mía, llevó a imponerme un confort, aunque en mi defensa, culturalmente el esfuerzo, la dedicación, y la búsqueda por la excelencia son fuertemente criticadas, obstruidas y envidiadas por la mayoría de los contemporáneos, en cambio el abandono, el ahí se va, la trampa, son muchas veces no solo tolerados, sino aceptados y alentados. Así pues muchas veces mis comportamientos hacía mis gustos, y aficiones eran y continúan siendo un juego de la pasión y de la desidia.
A veces creo que escribir y fotografiar son la misma cosa. Los chinos en su pintura tradicional siempre tenían que poner un poema, y los poemas siempre tenían que tener una pintura. Es decir la pintura tenía que tener un poema escrito en alguna parte del cuadro, pero el poema debía dejar una imagen muy clara en la mente del lector.
Cuando vine a China, tenía en la mente la duda del porqué fotografiar, ¿Para qué hacerlo? porque es un gusto inducido por la mercadotecnia, porque es un gusto propio y que surgió de dónde, con qué fin. Ser fotógrafo para retratar los cambios de la sociedad contemporánea para dejar un testimonio, me suena gastado y egolatra, ser fotógrafo para que la familia y los amigos te feliciten porque tomas fotos bonitas, me suena insuficiente, ser fotógrafo porque te da placer hacer foto, me suena ambiguo. Lo mismo el escribir, escribir para qué, para no olvidar, para parecer interesante, porque te da placer ser escritor o poeta, porque tienes historias interesantes para contarle al mundo, O es que tenemos la necesidad de escribir (fotografiar) ese gran poema para dárselo a ese alguien que nos va a desviar, o nos desvía, de nuestra órbita.
Hace poco me dejaron ver que escribir y leer son herramienta que nos inventamos los humanos para auxiliar a nuestro lenguaje oral, y así como la escritura y la lectura son herramientas, también lo son otros recursos nuevos que nos hemos inventado para apoyar el lenguaje oral a ayudar a expresar nuestros pensamientos y emociones, esas herramientas son los multimedios en general, la fotografía incluida. La escritura fue por mucho tiempo controlada por el poder, y la credibilidad de las personas que portan el conocimiento lo dejamos a los expertos en la materia. Pero ahora con el Internet es más difícil, controlar el contenido y los expertos ya no son unos cuantos.
La foto como una herramienta de expresión del pensamiento ya la había pensado pero no la acababa de asimilar, y aún no lo hago, la trascendencia del poder de la imagen como auxiliar del pensamiento y como herramienta de transmisión o manipulación del pensamiento. Yo no llego a tanto, pero sin duda ver a la foto como una herramienta para expresar el pensamiento me ha dado un incentivo para continuar con la foto. Y ver a la escritura como un auxiliar del pensamiento y de la mente también me ha movido el gusano por regresar a la escritura.
La foto por ejemplo me interesa más llevarla a lo que los chinos pensaban que debía tener una pintura, un paisaje y una poesía, sin embargo en la foto no se puede escribir, pero la idea es tratar de captar ese momento que te produce una emoción en la escena, ese sobresalto, ese momento que te permite mostrar lo que quieres decir pero sin necesidad de pronunciar palabras.
Al final si no lo hago estaría desperdiciando estas herramientas que por suerte y por dedicación he aprendido a usarlas.
Ha pasado mucho tiempo, quizá desde que vine a China y me casé, que no me he molestado seriamente por seguir en la blogesfera, y, aunque han habido algunos intentos por regresar, siempre termino por dejarlo.
Llegó un momento en el que le agarré el gusto, pero la verdad es que nunca leí lo suficiente para realmente ser prospositivo, además mis ganas de tomar la cámara eran, y lo son ahora, más que tomar un lápiz o un teclado y ponerme a dibujar con letras, me gusta más, como dirían algunos poetas de la fotografía, dibujar con luz.
Viendo a lo largo del tiempo, hacía el pasado, recordando muchas veces mis momentos en el sofá de la azotea, no encontraba la pasión por las cosas. Pasión. A pesar de que está en todos lados, a pesar de que somos tan apasionados los humanos, esa falta de pasión, quizá generacional, o seguramente miopía mía, llevó a imponerme un confort, aunque en mi defensa, culturalmente el esfuerzo, la dedicación, y la búsqueda por la excelencia son fuertemente criticadas, obstruidas y envidiadas por la mayoría de los contemporáneos, en cambio el abandono, el ahí se va, la trampa, son muchas veces no solo tolerados, sino aceptados y alentados. Así pues muchas veces mis comportamientos hacía mis gustos, y aficiones eran y continúan siendo un juego de la pasión y de la desidia.
A veces creo que escribir y fotografiar son la misma cosa. Los chinos en su pintura tradicional siempre tenían que poner un poema, y los poemas siempre tenían que tener una pintura. Es decir la pintura tenía que tener un poema escrito en alguna parte del cuadro, pero el poema debía dejar una imagen muy clara en la mente del lector.
Cuando vine a China, tenía en la mente la duda del porqué fotografiar, ¿Para qué hacerlo? porque es un gusto inducido por la mercadotecnia, porque es un gusto propio y que surgió de dónde, con qué fin. Ser fotógrafo para retratar los cambios de la sociedad contemporánea para dejar un testimonio, me suena gastado y egolatra, ser fotógrafo para que la familia y los amigos te feliciten porque tomas fotos bonitas, me suena insuficiente, ser fotógrafo porque te da placer hacer foto, me suena ambiguo. Lo mismo el escribir, escribir para qué, para no olvidar, para parecer interesante, porque te da placer ser escritor o poeta, porque tienes historias interesantes para contarle al mundo, O es que tenemos la necesidad de escribir (fotografiar) ese gran poema para dárselo a ese alguien que nos va a desviar, o nos desvía, de nuestra órbita.
Hace poco me dejaron ver que escribir y leer son herramienta que nos inventamos los humanos para auxiliar a nuestro lenguaje oral, y así como la escritura y la lectura son herramientas, también lo son otros recursos nuevos que nos hemos inventado para apoyar el lenguaje oral a ayudar a expresar nuestros pensamientos y emociones, esas herramientas son los multimedios en general, la fotografía incluida. La escritura fue por mucho tiempo controlada por el poder, y la credibilidad de las personas que portan el conocimiento lo dejamos a los expertos en la materia. Pero ahora con el Internet es más difícil, controlar el contenido y los expertos ya no son unos cuantos.
La foto como una herramienta de expresión del pensamiento ya la había pensado pero no la acababa de asimilar, y aún no lo hago, la trascendencia del poder de la imagen como auxiliar del pensamiento y como herramienta de transmisión o manipulación del pensamiento. Yo no llego a tanto, pero sin duda ver a la foto como una herramienta para expresar el pensamiento me ha dado un incentivo para continuar con la foto. Y ver a la escritura como un auxiliar del pensamiento y de la mente también me ha movido el gusano por regresar a la escritura.
La foto por ejemplo me interesa más llevarla a lo que los chinos pensaban que debía tener una pintura, un paisaje y una poesía, sin embargo en la foto no se puede escribir, pero la idea es tratar de captar ese momento que te produce una emoción en la escena, ese sobresalto, ese momento que te permite mostrar lo que quieres decir pero sin necesidad de pronunciar palabras.
Al final si no lo hago estaría desperdiciando estas herramientas que por suerte y por dedicación he aprendido a usarlas.
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