sábado, 3 de mayo de 2008

Sintiendo a miles Davis

Hasta hace dos horas tuve para poner este post, pero la verdad es que estaba tomando unas chelucas con el maromas, el cuento lo hice hace unos días y se titula sintiendo a Miles Davis z ver que les parece.


Esteban tenía el vaso de brandy en los labios, lo olía, jugaba con él mientras veía al otro lado de la barra, a una mujer madura que se había volteado a verlo en dos ocasiones. Quizá tenga 5 años más que yo, calculaba, ojos claros, pelo largo, lacio y negro, boca ancha y carnosa, rostro delgado y fino, sin duda una mujer bastante atractiva. Sonríele y después hazle un gesto, un beso, o una sonrisa, una seña para que se acerque a platicar. Las luces parcas del lugar, con muchos recovecos, hacían un ambiente bastante sugerente. Notó que la mujer iba acompañada, quizá era su marido, se notaba en esas miradas que intercambiaba con él, mostraban con simples gestos que la relación era intima y que habían aprendido a descifrar lo que querían decir con una caricia de la mano en el oído, o con esa sonrisa clara y profunda que en este momento ella le hacía. Esteban pensó que era una mujer lunar de cuello. Una mujer lunar de cuello era simple, sensual, discreta, una mujer con cachondeo disimulado. Se rió por ese pensamiento y sorprendió a la mujer lunar viéndolo, lentamente ella apartó la vista, rió a su pareja y volvió mirarlo como invitándolo a jugar a sostener la mirada. Apuró el vaso de brandy, al fondo sonaba un disco de Miles Davis, se levantó y se marchó del lugar, la trompeta lo acompañaba por las calles, el piano le hacía preguntarse ¿Por qué demonios aquella canción lo describía tan a la medida? “i fall in love too easily” La noche era fría y de su americana desgastada sacaba unos cigarrillos. Fumó lentamente mientras se daba cuenta que acababa de dejar el lugar así, de pronto. Pensó que nunca más volvería a ver a la mujer lunar. Y que ese momento en el que la sorprendió viéndolo no iba a olvidársele. Sorprender a una mujer que te está viendo es algo que no se da todos los días, a menos que ella quiera, pero entonces ya no sería una sorpresa, además notó en ella ese instante en el que no pudo tener control de su cuerpo y no supo por una fracción de segundo que es lo que tenía que hacer y como reaccionar. De la cabeza no pudo quitarse la canción de “So what” y se durmió. Al día siguiente se levantó y vio en el espejo como su rostro iba tomando forma. Se vistió y salió al café donde siempre hacía el desayuno, el trayecto eran tres cuadras. Silbando a Davis y agitando la cabeza para desemperezar el cuerpo, dobló la esquina y ahí, a lo lejos, estaba ella caminando en el oleaje de la gente. Apresuró el paso y trató de darle alcance, la vio doblar en la esquina y la siguió hasta una librería, ella esperaba en la puerta. Esteban se detuvo a lo lejos y vio que un hombre con sombrero de ala corta se le acercaba y la besaba, fue un beso suave e intenso. Entonces pensó que la canción necesitaba un cambio, “i should not fall in love too easily”.

1 comentario:

  1. Me gusta, me gusta, està chido el cuentito; sale, Vlad, nos estamos viendo pronto, un abrazote,
    Yan.

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