sábado, 21 de julio de 2012

Sueños

Habíamos pensado en ir a algún lado después del año nuevo chino. Para el 26 de enero nos dijo que vendría dormir con nosotros, así organizaríamos todo juntos. Ese día nos dedicamos a buscar los boletos de tren, y el hospedaje. Hablamos como siempre de cosas de su país y de cosas del nuestro y un poco sobre la invasión alienigena, y que en el 2012 pasaría algo que cambiaría al mundo. Ese día hacía frío pero con el aire acondicionado y tres personas dentro del cuarto, el frío no era cosa importante. Pudimos comprar los boletos de ida pero no los de regreso, así que apartamos el hostal por cinco días y después, ya veríamos. Le quedó con un poco de preocupación por ese cabo suelto. Al momento de apagar las luces nos pidió que las dejaramos prendidas, porque había noches en las que se despertaba gritando, nos pidió que si pasaba en el viaje, no nos preocuparamos y que trataramos de no asustarnos. Dejamos la luces encendidas y dormimos. Vimos pasar ríos, montañas, praderas, casas, edificios, estaciones de tren. Al llegar, la primera noche en el hostal la ocupamos para acomodarnos, comprar algunas cosas que llevaríamos a la montaña, buscar la cena y dormmir. Dejamos la luz del baño prendida. Desde que llegamos no dejaba de preocuparse por los boletos de regreso. Trató y trató de apartarlos, llamó por teléfono, consultó por internet y todo el tiempo la respuesta era la misma: No había boletos, se habían agotado y sólo quedaban para 10 días después. Él no quería quedarse 10 días, no tenía nada que hacer al regreso pero parecía que le preocupaba estar 10 días en esa ciudad. Cerca de las tres de la madrugada gritó. Nos despertamos asustados pero ya avisados entendimos que pasaba. Le preguntamos que si estaba bien, nos respondió afirmativamente. Después nos dijo que había soñado con alguien, que él creía era él mismo. El sueño se le repite siempre, y siempre ese alguien se ríe de él y eso lo asusta y lo despierta gritando. El lugar resultó ser inmenso, impresionante. Columnas de rocas enormes, muy altas, milenarias. Pinos verdes, blancos de nieve desafiando lo vertical de la columna. Desfiladeros se lograban ver entre una niebla lechosa. Todo te hacía sentir ínfimo, nada, contemplativo. Esa noche nos despertó otro ruido, el sonido venía de su cama también, era el rechinar de sus dientes. Al día siguiente le comentamos que habíamos escuchado sus dientes y le preguntamos por qué estába tan preocupado. Nos dijo que no lo sabía, y nos refirió el mismo sueño. Nos dijo que no sabe porque se burla de él mismo. La noche previa al regreso volvió a gritar. Tantos días con alguien pueden llegar a fricciones, así ocurrió, pero después del viaje, cuando volvimos a encontrarnos con más confianza nos contó que aún le pasaba eso y que no sabía cómo dejar de gritar. Le dijimos que quizá sea que tiene problemas con él que no ha resuelto. Y le comentamos que quizá si enfrenta a su doble, el que se ríe cambie un poco la situación. Porque en ocasiones hay sueños que no nos dejan en paz hasta que los enfrentamos. También le planteamos la opción de un psicólogo pero es imposible en condición de estudiante.

2 comentarios:

  1. Ese Vlad, es bueno encontrarte nuevamente por este lugar.
    Yo creo que nuestro ser siempre se desdobla, nuestra otra cara siempre anda detrás de nosotros como esperando el momento en que pueda ocupar el lugar de primer rostro. Uuhhh!

    Buena fortuna!

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  2. Gracias Manue, Sí, ese dos siempre queriendo ser uno, hay nanita!

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