viernes, 2 de julio de 2010

Adormecimiento

No se si sea cíclico. Quiero pensar que es de esa forma. Quieron pensar que estoy por salir de este letargo insoportable que me acusa. No hay trazas de vida en las alforjas, cúando es que me he tomado las últimas gotas de esa bebida mágica. Me sabe mal pensar y que no se asome por ni por un instante una pizca de mi. Un algo me adormece el pensamiento y me abandono. Y me encabrona no saber de donde viene esta absurda desidia. Algo simple se vuelve imposible y lo complicado no me atrevo a pensarlo. Yo recuerdo haber hablado de esto en una pulquería, o en un botanero o algún bar, lugares donde normalmente viven estos deseos muertos. Recuerdo haber dicho que este mar iba a ir calmandose y hay de mi si eso ocurría. No quería que me pasara como suele sucederle a las personas que rememoran su pasado sin atrverse a continuar creando un gran pasado mejor al que recuerdan. Me recuerdo como un rey perdido, de esos que son consumidos en la historia interminable. Como los niños perdidos cuando abandonan Nunca Jamás. No me siento perdido sino falto de recuerdos, falto de palabra, deseando una estable e incongruente vida cotidiana. Pero quizá el sentido de las cosas este justo ahí, en descubrir lo irrepetible, lo oculto, los instantes que te hacen sentir placer en la monotonía.

miércoles, 16 de junio de 2010

miércoles, 9 de junio de 2010

Visitas

Llueve en la carretera, en la ciudad. Está oscureciendo, las lámparas comienzan a iluminar el asfalto con ese tono amarillo y unas gotas resbalan por la ventana del autobús teñida color crepuscular. Tu mirada fija en la nada, en el paisaje, en la lluvia, en el reflejo, en los escenarios transitorios. Ahí vas, de nueva cuenta maletas, boletos, metros, destinos, partidas, llegadas, ciudades. Caminos. Caminante. Mapas y los pies cansados de caminar y recorrer calles perdidas, familias entrando a restaurantes, parejas caminando por las avenidas, transeuntes anónimos entrando a prostíbulos, sex shops. Puestos de comida rápida, libros viejos, discos y películas usadas a buen precio, bares y cafés atestados de gente, turistas como tú llegando a descubrir cines, concientos, teatros, eventos gratuitos. Ahí vás pensando en lo que te espera al bajar del autobús, al salir de la estación, no querías llegar de noche, con este frío y con esta lluvia. Sabes que te esperan en la parada, eso es un alivio. Pero lo que te incomoda es la presencia tuya en un hogar de dos. Rutinas establecidas, invadir el asiento favorito en el sillón de la sala, no saber para dónde moverte cuando están poniendo la mesa, cómo ayudar, quizá lo mejor sea sentarte y ver que todo el mundo se mueve. Tu mente va hasta la hora de dormir y el camión apenas está llegando a la estación, te das cuenta porque la gente comienza a desemperezarse, a tomar sus cosas. Arriban, bajas, cargas tus cosas, caminas a la sala de espera y esperas. Buscas un teléfono. Marcas, no hay contestación. Volteas y están ahí entrando. Una pareja distante y quizá unida por el tiempo, por un tiempo que vivieron en algún momento de su vida, antes de vivir juntos, quizá un buen tiempo, el mejor que han tenido el uno con el otro y que por no encontrar algo mejor con otras personas decidieron esconderse en ese momento y vivir juntos para ver si es posible repetirlo en algún día de la rutina. Saludos, abrazos, besos, charla. Suben al carro y platicas de la familia, de las noticias de los últimos años. Llegan a la casa y tal como lo habías pensando en el camino, sucede. Así que preguntas dónde puedes poner tus cosas y las acomodas mientras abajo se prepara la cena. En la plática observas un poco el presentimiento que tuviste al ver a la pareja entrar a la estación y deseas que tu vida como pareja no sea de esa forma. Televisión encendida, silencio, los perros afuera. La cena transcurre un poco en silencio, un poco en charla, comentarios sobre el viaje, sobre lo que ha pasado con la vida de cada uno. Ella se levanta para abrirle a los perros, entran, gritos para que no se suban a los sillones, para que no pidan comida. Discusión sobre los gastos que se hicieron el último mes en medicamentos porque se estaban muriendo, por haberlos dejado afuera una noche de nieve. Un perro pelea con el otro porque está celoso de que no se le hace caso. Terminan de comer, se levanta la mesa y nos damos las buenas noches. Ya en la cama piensas ¿Cómo se le hace para no vivir del tiempo pasado?

domingo, 23 de mayo de 2010

martes, 11 de mayo de 2010

Un día soleado.

¿Tienes hambre? comentó Ulises con voz seca a Elvira que observaba a la gente cruzar la calle. Sí mucha respondió ésta y se acomodó el sombrero de palma mientras pausadamente comentaba, me han dicho que en la tienda de don Rufino hacen unas excelentes tortas, ¿qué te parece que nos demos una vuelta? ¿Dónde es la tienda de don Rufino? preguntó Ulises. Es seguramente donde está aquél letrero oxidado que dice "tortas Rufino e hijos" anotó Elvira enfatizando con el índice derecho. Cruzaron la calle y entraron a un pequeño local color anaranjado. La barra de madera pintada de blanco sugería cierto grado de limpieza. Media docena de mesas con manteles blancos y franjas naranjas estaban dispuestas a lo largo del lugar. Un espejo en una de las paredes, un tinaco con una llave de nariz y una bandeja hacían de lavabo y las paredes estaban adornadas con recortes de fotos de calendarios pasados, paisajes de lugares del estado de Puebla y de la Huasteca Potosina. ¿Qué desean? preguntó un hombre gordo y de tez blanca, cara redonda, ojos redondos, claros, pacientes; manos anchas, cuidadas, impacientes. Para mí una torta cubana con milanesa, dijo Elvira, y para mí una de chorizo con huevo apuntó Ulises. Se sentaron en una mesa que daba a la calle. Se lavaron las manos y observaron los recortes. Silencio. Observaron la calle. La gente andaba con paso lento. La luz hacía notar el calor que se sentía en el ambiente. Luz blanca, cegadora, alucinante. Al otro lado de la calle, el parque con jacarandas, más allá la iglesia, en el centro un kiosco descuidado, de latón oxidado. Había gente que caminaba hacía la iglesia, señoras que llevaban a sus niñas a rezar por ser el mes de la virgen. Llevaban sus canastos llenos de pétalos de rosa y buganvilias como ofrenda. La iglesia tenía retablos renacentistas del siglo XVI y al lado había un convento franciscano de época similar. Camionetas Chevrolet y Ford pasaban con su peculiar y atronador ruido de escape. Suspiro, bostezo, supongo que el color naranja es porque produce hambre, dijo Elvira alargando la voz por el boztezo. ¿Has visto algo de los reportes? A mi parecer, comentó Ulises, las fotografías no tienen nada de revelador o nada de nuevo. El cuerpo lo encontraron cerca del arroyo y ahí mismo fue fotografiado, pero las fotos no tienen nada de anormal. La apariencia física es la misma, la piel es la misma, son personas. Lo realmente escalofriante es el tacto y el olor. es una consistencia gelatinosa pero en las fotos no puede apreciarse ese detalle. Y el olor es bastante desagradable, al inicio no lo percibes, incluso puede llegar a ser inoloro, pero depronto una fetidez te entra por la nariz y no la puedes olvidar, es como si el olor tomara conciencia de ti y se te presentara en tus neuronas, en el olfato y después desaparece, provocándote un estado de alerta, incluso no estoy seguro de mis palabras pero puede provocarte miedo. Lo encontraron dos personas, regresaban por la vereda de la Trinidad. Ellos lo vieron "aparecer" estaban descansando, regresaban de dejar un encargo, se detuvieron en un ahuehuete, tomaron agua del río y mientras se refrescaban "apareció", se derrumbó, cayó de bruces a las orillas del arroyo, muerto ya. No se que tan cierto sea, pero no es el primer caso que he oido. Por lo general es en comunidades, no he escuchado casos en ciudadades o pueblos grandes. ¿De dónde salen? nadie lo sabe, han aparecido cerca de los arroyos y cerca de las barrancas. Un caso se dió en la sierra de Guerrro y otro en la sierra de Oaxaca. Las circunstancias, muy similares, días calurosos, lugares desolados, algunas personas los llaman lugares de poder...

domingo, 9 de mayo de 2010

El viento

Don Juan me lanzó un vistazo. Pensé que era una mirada de preocupación. Luego cambió abruptamente de tema y me pidió relatar cada detalle de lo que experimenté en la mañana.
- Un susto repentino siempre enconge al tonal - dijo al comentar la descripción de mi reacción al grito de don Genaro -. El problema es aquí no dejar que el tonal se enconja más de la cuenta. Un grave asunto para un guerrero es el saber precisamente cuando dejar que su tonal se encoja y cuándo detenerlo. Eso sí que es arte. El guerrero debe luchar como demonio para encoger a su tonal; pero en el mismo momento en que el tonal se encoge, ek guerrero debe voltear al revés la lucha inmediatamente para no dejarlo encogerse más.

-Pero al hacer eso, ¿no regresa a lo que ya era? -pregunté.

-No. Después de que el tonal se enconge, el guerrero cierra la puerta desde el otro lado. Mientras nada desafíe a su tonal y sus ojos estén encajados sólo para el mundo del tonal, el guerrero anda en el lado seguro de la cerca. Está en terreno familiar y conoce todas las reglas. Pero cuando el tonal se encoge, está en el lado de los ventarrones, y esa abertura debe sellarse en el acto, o el viento lo barrerá como a una hoja. Y ese es un viento real. Eso no es una metáfora. Un viento que le puede a uno volar la vida. De hecho ése es el viento que se vuela a todas las cosas vivas que están sobre la tierra. Hace años te presenté a ese viento. Pero tu lo tomaste en broma.
Se refería a una vez que me llevó a las montañas para enseñarme ciertas propiedades del viento...

Castaneda, Carlos (2009). La hora del Nahual; Relatos de Poder (17a. ed., pp 234-235). DF, México. Fondo de Cultura Económica.

miércoles, 28 de abril de 2010

Le blanc, The Bench

Cortito.

Cancionero

Bueno el otro día escuchando la radio escuché esta canción, me gustó, nosé más de la banda, sólo que se llama: Eagle Seagull, y la canción: "you are the reason why i'm affraid to die" Un título largo.

El río y el recuerdo.

Soné que no existía y así sin existir caminaba río abajo, buscaba un ojo de agua. Ahí reposaba el cuerpo en que habitaba la primera vez que viví. Inmenso gris, dos grandes marfiles, monumental. Sabía que era, y que existí. En la inexistencia que el sueño me hacía percibir, lloré sangre en todo mi último andar, mi cuerpo menguando sus fuerzas clamaba por agua. Ensordecido por un ruido espontáneo corrí río abajo. Se hizo presente el dolor en la frente y comencé a sudar rojo. En el ojo de agua calmé la sed pero no pude levanterme más, y así en una convulsión mis fuerzas rompieron su contenedor y regresaron al mundo.

domingo, 18 de abril de 2010

Silencio



El camino marcado por el agua, nos hacia sentir las entrañas. Reflejos lisos y enigmáticos, mostraban probablemente el negativo de la realidad. EL lanchero meditabundo impulsaba la balsa con ayuda de un palo. El silencio envolvía los manglares, calma antigua, milenaria talvez. Cámara lo más a nivel de agua, disparo, ajuste, disparo, cambio de modo. Palo en el agua, impulso, bifurcación, reflejo a los ojos, impulso, disparo, silencio.

viernes, 16 de abril de 2010

Infinito

Las huellas de los píes dibujan líneas en la arena. La sombra del cuerpo se evapora en la espuma. Una lancha nombrada "Angelita",un pescador silvando, aguarda en el mar, Infinito, El sol emana rayos oblicuos de color azul cobalto y rojo metálico. Lejos en el horizonte, infinito, el color se conjuga en negro, estrellado. Bajo el techo de una palapa el fino hilo plateado del humo del cigarrillo asciende. Una mujer se contempla infima.

martes, 13 de abril de 2010

Otra vez la madrugada.

Fue en ese instante, los ojos claramente se transformaron, ahora son más agudos e incisivos. Minutos antes cuando caminabamos en la noche borrachos de búsquedas incomprensibles nos detuvieron las nubes, o el frío, o los hados que, desde otro espectro nos observaban, nos detuvimos y en silencio permanecimos bañándonos de sereno. Y por un momento el silencio, un silencio vacío, muerto, nos cantó al oido. Los edificios de alrededor con algunas luces prendidas parecían distantes observadores, construcciones con vida y juicios propios. Una canción lo había dicho, quizá una película o muy probablemente alguna conversación etílica: La madrugada, llora ilusiones que quizá los hados se dignen a contarnos para borrar una de esas verdades incomprensibles que buscamos para que tenga sentido que vivimos. Así de pronto algo encajó y me tocó ver cómo después de ese silencio, esa mirada encontró un acierto.

sábado, 10 de abril de 2010

Un despertar y la ducha fría.

Te despiertas, revisas el reloj y sientes que no has dormido lo suficiente. Las manecillas no mienten, has dormido casi doce horas. Observas el techo, observas el color de la pintura, el color salitre. Pones atención a los sonidos, el viento, el ruido esporádico de un escape atronador, el radio de la vecina escupiendo una estación que detestas. Piensas en el día anterior, el despertar fue muy similar, piensas en el día de hoy, es similar. Quizá haya una que otra variación, posas la mirada en el secretere. Observas con detenimiento los objetos y te preguntas que es lo que no encaja. Quizá no te gusta pensar en las cosas que has adquirido, quizá no te guste esa foto tuya en el portaretratos que ella te regaló, o quizá te moleste que no sea la foto de ella la que esté ahí. Continuas con la vista por el cuarto, una cama, los libros en huacales pintados, discos perdidos, una laptop, cascos de cerveza y vino tinto, uva Shiraz porque son un poco menos ácidas y tienen menor cantidad de taninos, menor dolor de cabeza. Te preguntas de donde diablos has sacado eso, tipo de uva. Te duele esa luz mortecina que flota como niebla en el cuarto. Zapatos, ropa en cajas, un amplificador con entrada auxiliar, radio y discos. Te sientes inseguro, en un principio lo dudabas pero ahora sabes que conectarte no sirve de mucho, internet es una mierda, el teléfono es una mierda, los libros son una mierda, el mundo es una mierda, una gran caca apestosa y putrefacta. Tomas el control de la televisión y buscas el canal de videos. Necesitas ruido, necesitas que alguna especie de presencia humana te llene los oidos y el espíritu. Entras al baño, apuntas y sientes un escalofrío. No imaginas cómo es que la gente quiere vivir tanto tiempo, quieren ser más longevos ¿Para qué? ¿Qué más puede ofrecer la vida? Amor, felicidad, inmortalidad ¿Qué es eso? quizá una pareja, quizá amigos, quizá hijos. A veces el mar es ese fascinante misterio, a veces el mar es una gran sisterna llena de orines. Tomas una ducha de agua fría y piensas, que quizá una vida con menos oportunidades sería una vida más llevadera. Odias tener que elegir y poco a poco te vas dando cuenta que odias tener la posibilidad de elegir.

jueves, 8 de abril de 2010

Acerca del medio ambiente.

Y el cielo abrirá las piernas y escupirá lenguas de fuego y todos serán fecundados por el esperma de sus dioses. Y seguirán días intensos de sol y noches tempestuosas. Y del pecho nos saldrán raíces, y la envoltura que tenemos por cuerpo nutrirá la tierra y la humanidad será un bosque enorme.

Me gustaría ser una Ceiba o una Parota.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Katarinke

Un domingo por la tarde tuve que regresar al DF por mis cosas. Del trabajo me habían dícho que la renta del depto se terminaba ese fin de semana y no pude llevarme todo el viernes anterior. Mi ruta normal era tomar un camión directo, pero como era domingo no había, así que mi segunda ruta, era llegar hasta observatorio y tomar un camión. Me dió un poco de tedio hacerlo así porque no veías nada, así que me fui por el cerro de los chapulines, llegué al metro Hidalgo y tomé un micro que me llevara por paseo de la reforma. Ese día no se que había, pero estaban muchos stands de muchos paises, cada uno tenía cosas típicas. Había pasado lo de la influenza y ésta fue una medidas que tomó el gobierno capitalino para reactivar el turismo. Fui por mis cosas y regresé. Me bajé en la entrada al Bosque Chapultepec, donde están los leones, en ese momento se estaba presentando un grupo, Klezmerson decía el presentador, con motivo de las... este grupo formado por... representado al país de Israel... la flauta y el teclado y la combinación de ritmos que van desde un estilo árabe a la cumbia en una sola canción hace que sea un grupo... No quería regresarme rápido a casa así que me quedé a verlos. Cuando terminaron de tocar muy animado fui a ver si tenían discos, los habían vendido todos en una presentación que habían hecho días atras, pero me recomendaron comprarlos en el miss-op. Semanas después pasé a ver si vendían el disco y lo compré.

Les dejo una de sus rolas, se llama Katarinke:

Turbulencia

La primera vez que escuche a los dorados, fue hace dos años en el festival internacional de Puebla, tocaban en el museo de Arte Virreinal, excancha de San Pedro. Recuerdo que tenía ganas de nada, cargaba con la lap, llevaba pantalón, zapato, camisa, seguramente había invitado a alguien del trabajo pero todos estaban ocupados arreglando sus bisnes informáticos, nadie se apuntó a ir. Ese día llegué, me senté y los escuché sin mucho interés, traía muy nublada la cabeza. En el lugar todo el mundo excitado por la fiesta de sonidos, algunos con los ojos cerrados y moviendo la cabeza, otros tronando los dedos y moviendo el pie marcando el tiempo. Terminaron de tocar y después del ya reglamentario "otra" salieron y comenzaron las peticiones. Entonces alguna voz por detrás dijo: "Turbulencia", seguido comenzaron a secundarlo voces de distintos puntos del lugar, hasta que se volvió un unísono. Las luces apagadas, el humo saliendo de abajo, sombras regresando al escenario, destellos azules y una sombra pegandole a la la batería, así fue como di con turbulencia.

Estuve buscando la canción por la net pero no la encontré y no la tengo en la compu. Encontré este link en el youtube, es en un concierto, la versión es más larga que la original.

jueves, 18 de febrero de 2010

Lo que viene después

Y tu silencio guardado en años, ahora me besa con el sabor de una alegría que me parece a burla de la vida. Hace tiempo me habría sentido afortunado por lo que ahora me ofreces. Tus labios, tus cabellos, tus risas, tus historias, tu tiempo y las ganas de compartirlo, tu cuerpo ahora intoxicado de psicotrópicos, y tus ganas de vivir ahora infectadas de estados alterados. Y entonces me parece que la lluvia no cae allá afuera sino dentro de todo el mar de recuerdos y anhelos que quedaron etiquetados con tu nombre en las bases de datos de mi memoria, enturbiándolo todo. Ahora al sacarlos y tratar de sentirlos, me atacan. Y la duda y las ganas, flagelan mis ánimos y me enerva saber que te beso por el tiempo atrasado, por los días que nunca tuve y me carcome la falsa esperanza de querer encontrarte en una caricia actual. Malditas sean las relaciones que surgen cuando los tiempos están desfasados. Lo que viene después es evidente, un desenlance de la vida real, uno de esos que me gusta ver en las películas, un final no feliz.

martes, 16 de febrero de 2010

El elefante y tu.

Hubo un tiempo en el que las horas se expandían, como el humo en la atmósfera.
Y las risas nos meaban la cara, la arena nos besaba los pies y la luna hacía que tus labios humedos y carnosos se me antojaran besandome la espalda. El bramido de las olas estrellandose en mis ojos y los tuyos viendo el infinito y oscuro mar del deseo, pero no el mio. Las estrellas formando sus constelaciones nos veían a lo lejos. Seguramente Sagitario no quería comer pescado.

Otrora en el que las horas se contraían como las cerdas al quemar la piel del marrano.
Y la brisa del mar enfriando nuestras espaldas suspendidas en la hamaca. Tus débiles insinuaciones se apagaban en cualquier indicio. Dormido está el elefante del mar, tú no. Y meciéndonos en la noche silenciosa me di cuenta de tu infante anhelo de no querer perder nada. Tomé un jarabe de mar plateado por la luna y decidí dormir para recordar que el miedo a intentar querer y la indecisión pueden hacer que la vida se vaya. Yo no se que buscamos en las botellas de mar, quizá sea una canción o quizá sólo sea ganar una lavadora. El mar tiene estrellas y yo recuerdo haber visto algunas constelaciones de lunares en tu cara, tan fácil que sería quemarse en esos soles.

lunes, 15 de febrero de 2010

Vida piedra

Y el volcán comenzará a expulsar piedras incandecentes. Y así siendo expulsado del cráter, así viendo como me alejo del maternal ahujero, sintiendo que me enfrio en segundos, sintiendo como el viento y las bajas temperaturas me golpean en todo el cuerpo, así, sintiendo la despedida, comenzaré a rodar mi vida.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Menos mal que la luna esté tan lejos

Y derponto te comes a la luna y la vomitas y sientes como tus narices se llenan de piedras blancas y de un sabor a cal, tus perlas que llevas por ojos sonrien en el recuerdo, allá en los lejanos días a los que entramos cuando aquella puerta de la entrada estaba abierta, tiempos a los que quizá sólo tengamos acceso en la metáfora. Las piedras blancas que escupes te hieren los labios y de cada herida brotan palabras que los van sanando, palabras que quiza son expresadas en los anhelos de los labios y de las manos y de los sexos y de la piel. Con suerte algún día esa puerta se abra con un grito, con un latigazo verbal, con la mirada llena de magma que derrita a la máscara que nos cubre el rostro, o quizá con un beso de alambre de púas que desgarre las paredes que envuelven aquello que llamamos sentimientos. Entonces los recuerdos que habitan en tus ojos ya no exitirán, entonces sólo tendrán la sensación de que sonreían. Pero la luna no puede comerse, menos mal que esté tan lejos.

¡Je! ¡Qué cosas se imagina uno a veces!

viernes, 22 de enero de 2010

domingo, 3 de enero de 2010

Viendo las nubes pasar.

Enfrente de la habitación hay una chimenea de ladrillo, de esas que se usaban en las fabricas viejas. Hay también del lado izquierdo y a lo lejos una serie de edificios hechos con la misma fachada y en conjunto forman figuras. Esto en el campo mediano y a lo lejos no se ve nada, las nubes de la bóveda. Cuando es de día y está despejado el cielo es de un azul medianamente intenso, si está está atardeciendo, el sol está por la parte de atrás del depto, pero hay una ventana en uno de esos edificios, que hace que se reflejen los últimos rayos del sol y lleguen a las paredes de la cocina y a la pequeñita sala. Hubo días en los que regresé en esos minutos, era tan ajeno el momento que trate de no hacer ruido para que no se fuera a espantar la luz y no puediera más verla. En otros días regresé cuando la luna estaba saliendo, la noche era de un azul intenso, y la luz que refleja llegaba a la cocina y a la pequeñita sala, decidí no prender los focos y caminé a la ventana para bañarme con la luz lunar. Hay días especialmente mágicos, y mucha de esa mágia viene de la luz que los envuelve. Un día estaba acostado, no tenía sueño y todo estaba en calma, las luces apagadas y una voz a lo lejos me preguntaba: ¿Vlad, estás dormido? No, contestaba y dejaba pasar el tiempo. Y volvía la voz de lejos ¿Estas viendo las nubes? es muy lindo, es como si el edificio estuviera volando y las nubes pasaran por la ventana, me decía. El azul era profundo y el brillo de las nubes por la luna era aterciopelado. Sí... es mágico.